Mucha
gente toma decisiones de dinero que prácticamente garantizan la debacle
financiera.
Algunos ejemplos:
-No
tener claros sus objetivos de inversión
y por lo tanto, el horizonte de la misma. Esto es clave para decidir cómo invertir nuestro dinero, ya que mientras
más tiempo tenemos, mayor volatilidad podremos asumir.
-No conocer los riesgos, ni los que uno
está dispuesto asumir, ni los que tiene la inversión que queremos realizar.
-Hacerle
caso a la recomendación del ejecutivo del banco, o del “asesor” o vendedor de
fondos de inversión. En mi experiencia son pocos los que tienen conocimientos básicos de finanzas. Además su labor
principal es colocar los productos de las instituciones que representan, no
asesorarnos y ni buscar lo mejor para nosotros.
-Invertir
de manera demasiado conservadora. Muchas personas siguen invirtiendo toneladas
de recursos en pagarés bancarios con intereses por debajo del 1% anual (cuando la inflación está arriba del 4%). Están
“garantizados”
pero es la manera más “segura” de perder su dinero y sin
darnos cuenta (la inflación se “come” su
poder adquisitivo). Sobre todo en plazos largos.
-“Cazar”
rendimientos sin considerar lo demás. Pregúntenles a las personas que invirtieron los ahorros de su vida en
FICREA por pensar que estaban “seguros”. Cuando alguien ofrece una tasa fija y
“garantizada” muy superior al promedio del mercado, como hacía FICREA, siempre
hay que sospechar.
La tendencia que tenemos de no
invertir en los mercados financieros.
Muchas
personas tienen miedo de los fondos de inversión, de las casas de bolsa,
incluso de las Afores porque ofrecen rendimientos que no son “fijos” y porque
puede existir, dependiendo de lo que uno invierta – volatilidad. Debemos
acostumbrarnos que la misma es parte de la vida pero que también es algo que
nosotros podemos controlar a través de una diversificación adecuada. Hay
instrumentos de muy poca o casi ninguna volatilidad (como los CETES a 28 días
que pagan una tasa fija), hay otros muy volátiles que se pueden ir incorporando
dependiendo de nuestro horizonte de inversión y de nuestra propia tolerancia al
riesgo.
Tomar un préstamo para invertir.
Quizá una de las peores decisiones de dinero, como expliqué aquí.
No
proteger nuestro patrimonio de manera adecuada, puede ser irónicamente, el
camino más seguro a una debacle.
Pero
sin duda alguna, la manera más común de tomar malas decisiones de dinero es simplemente no entender la decisión que estamos tomando. Ese es el mayor riesgo
de todos y el que deberíamos evitar a toda costa. ¿Cuántas personas han perdido su dinero percibiendo un falso sentido de
“seguridad”? Es hora de despertar y tratar de entender nuestras opciones
(lo cual no es nada difícil, a pesar de toda la “jerga” financiera que nos
manejan). Es hora de hacer nuestra tarea y aprender a tomar buenas decisiones
de dinero.
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