El
derecho a ser rico
INDEPENDIENTEMENTE de lo que
pueda ser dicho en la alabanza de la pobreza, la realidad es que, de hecho, no
es posible vivir una vida realmente completa o exitosa a no ser que uno sea
rico. Ningún hombre puede elevarse a su mayor altura en el talento o el
desarrollo de su alma, a no ser que tenga mucho dinero; para hacer conocer toda
su alma y desarrollar al máximo el talento, él debe poder utilizar muchas
cosas, y él no puede obtener esas cosas a no ser que tenga el dinero para
comprarlas.
Un
hombre se desarrolla en mente, alma,
y cuerpo haciendo uso de ciertas cosas, y la sociedad es tan organizada que el
hombre debe tener el dinero necesario para ser el poseedor de las cosas; por
lo tanto, la base de todo el avance para el hombre debe ser la ciencia de
hacerse rico.
El objeto de toda la vida es el desarrollo; y todo lo
que posee vida tiene el inalienable derecho a todo el desarrollo que sea capaz
de lograr.
El derecho del hombre a la vida significa su derecho
de tener el libre e irrestricto uso de todas las cosas que pueden ser
necesarias a su completo desarrollo mental, espiritual, y físico; o, en otras
palabras, su derecho a ser rico.
Ser realmente rico no significa estar satisfecho o
conforme con un poco. Ningún hombre debería estar satisfecho con un poco si él
es capaz de usar y gozar de más.
El
objetivo de la Naturaleza es el avance y el desarrollo de la vida; y cada
hombre debería tener todo lo que puede contribuir al poder, elegancia, belleza,
y riqueza de la vida; quedarse conforme con menos, es pecaminoso.
El
hombre que posee todo lo que él quiere para vivir durante toda la vida que él
sea capaz de vivir, es rico; pero ningún hombre que no tenga mucho dinero puede
tener todo que él quiere. La vida ha avanzado tanto, y se ha hecho tan
compleja, que hasta el hombre y la mujer más comunes requieren una gran
cantidad de riquezas para vivir de una manera
que apenas se aproxime a la totalidad.
Cada persona, naturalmente, quiere convertirse en aquello a lo que es capaz de llegar; este deseo de
realizar todas las posibilidades innatas es inherente a la naturaleza humana; no
podemos menos de querer ser todo lo que podemos ser.
El éxito en la vida es llegar a ser lo que usted
quiere ser; usted puede convertirse en lo que quiere ser, sólo haciendo uso de
las cosas, y usted puede tener acceso a las cosas sólo en la medida en que
usted se haga lo bastante rico como para comprarlas. Entender la ciencia de hacerse rico es, por lo tanto, lo
esencial de todo el conocimiento.
No
hay nada malo en el deseo de hacerse rico. El deseo de
riqueza es, realmente, el deseo de una vida
más rica, más llena, y más abundante; y ese deseo es meritorio y digno. El
hombre que no desee vivir con mayor abundancia no es normal; y, por lo tanto,
el hombre que no desea tener el dinero
suficiente como para comprar todo que él quiere, no es normal.
Hay tres motivos para los cuales vivimos; vivimos
para el cuerpo, vivimos para la mente, y vivimos para el alma. Ninguno es mejor
o más santo que el otro; todos son igualmente queridos, y ninguno de los tres –el cuerpo, la mente, o el alma– puede
vivir totalmente si cualquiera de los otros es despreciado. No es justo ni
noble vivir sólo para el alma y negar la mente o el cuerpo; y también se
equivoca si vive sólo para el intelecto y niega el cuerpo o el alma.
Todos
conocemos las consecuencias desagradables de vivir para el cuerpo y negar tanto
el alma como la mente; vemos que la
vida verdadera es la expresión
completa de todo lo que el hombre puede dar a través del cuerpo, la mente, y
el alma.
Sin
importar lo que él pueda decir, ningún hombre puede ser realmente feliz o estar
satisfecho, a no ser que su cuerpo viva totalmente para cada función, y a no
ser que él mismo sea auténtico en su
mente y su alma. Si en alguna parte queda alguna posibilidad no expresada,
o una función no realizada, aparece el deseo insatisfecho. El deseo es la posibilidad de
buscar la expresión, o la función buscando el rendimiento.
El hombre no puede vivir plenamente su cuerpo sin un
buen alimento, ropa cómoda, y un refugio que lo abrigue; y sin la libertad
proveniente del trabajo. El descanso y la diversión son también necesarios para
su vida física. El hombre no puede vivir plenamente en su mente sin libros y el
tiempo suficiente como para estudiarlos, sin la oportunidad para viajar y sin
el tiempo para observar, o sin el compañerismo intelectual. Para
vivir plenamente en su mente, debe tener relaciones intelectuales, y debe
rodearse de todos los objetos de arte y la belleza que él sea capaz de utilizar
y apreciar.
Para
vivir plenamente su alma, el hombre debe tener amor; y el amor es una expresión
negada por la pobreza. La más grande felicidad de un hombre se encuentra en la concesión de beneficios a
aquellos a quienes ama; el amor encuentra su
expresión más natural y espontánea
en el dar. El hombre que no tiene nada para dar, no puede llenar su lugar como un marido, como
padre, como un ciudadano, o como un hombre.
Es en el uso de las
cosas materiales, que un hombre encuentra la plenitud para su cuerpo,
desarrolla su mente, y revela su alma. Por lo tanto, es de suma importancia que
él sea rico.
Está en su perfecto
derecho que usted desee ser rico; si usted es un hombre o mujer normal, no
puede menos que desearlo. Y está en su perfecto derecho a prestar atención a la
Ciencia de hacerse rico, ya que es
el más noble y necesario de todos los estudios.
Si
usted descuida este estudio, usted estará abandonando su deber para con usted
mismo, para con Dios y la humanidad; porque usted
no puede darle a Dios ni a la humanidad ningún servicio mayor que aprovechar al
máximo sus posibilidades